Son las seis de la mañana y el SIATA publica el pronóstico del estado del tiempo, será un día lluvioso en el sur del Valle de Aburrá y soleado en el norte. Sin importar las condiciones meteorológicas el equipo de mantenimiento partirá de la Torre SIATA - el cerebro del sistema- para poder garantizar el óptimo funcionamiento cada una de las redes que están distribuidas en todo el territorio. 9 hombres que conforman el equipo de mantenimiento velan a diario para que los artefactos conectados a redes de comunicación mantengan el envío de datos hidrometeorológicos, que más adelante, después de su procesamiento y análisis se convierten en la información para la gestión de riesgos.
Su espíritu de trabajo es vigoroso, como es vigoroso también su sentido del cuidado: se protegen entre ellos, se ayudan, están pendientes de que nada salga mal, de evitar el riesgo. Y esto que hacen entre compañeros de trabajo, es apenas el primer eslabón de la cadena del cuidado que desde SIATA se proyecta hacia toda la ciudadanía en esa misión de salvar vidas.
Como una estrategia de gestión del riesgo con la que cuenta la región, facilitamos la intervención oportuna de los organismos de respuesta haciendo posible el acceso en tiempo real a la información generada y requerida sobre la probabilidad de ocurrencia de eventos extremos que amenacen la calidad de vida de los habitantes metropolitanos; ¿eventos cómo cuáles? Como precipitaciones extremas, inundaciones, movimientos en masa y calidad del aire. Para esto llevamos a cabo tres grandes tareas, las cuales nos ayudan a adelantar nuestra labor:
Antes de salir, generalmente en parejas, es indispensable revisar que todo el equipo esté completo: escalera, arnés de seguridad, equipo de protección personal, herramientas, repuestos, la coca del almuerzo, camisa de manga larga y un sombrero de ala ancha para protegerse del sol. Arrancar en el carro rumbo a los puntos de misión: en ocasiones para resolver un problema específico en una operación correctiva, otras para prevenir fallos y mantener en funcionamiento cada una de las estaciones del sistema. Para ser de este equipo es indispensable amar lo que se hace, ser curioso y estar en capacidad de observar cada detalle para que el engranaje funcione fluidamente.
Al llegar a los puntos empieza la aventura donde el ingenio, la técnica y el conocimiento se convierten en la clave de una jornada exitosa: un descenso por un puente, ascender a lo alto de un poste; cosas parecidas a las que ofrecen en los paquetes turísticos de experiencias extremas, con un grado de dificultad mayor: debes llevar un computador, tratar de solucionar inconvenientes de circuitos electrónicos, estar listo para despejar hojas que están obstruyendo los instrumentos; en donde cada una de las acciones hace parte de una coreografía que es posible por la planeación, el trabajo en equipo, la comunicación entre compañeros y la coordinación del líder del equipo.
Recorrimos con ellos el norte del Área Metropolitana y logramos algunas imágenes.
1: Llegan temprano en la mañana a la Torre SIATA, un rato antes que el resto del equipo. Cargan en una camioneta el equipo necesario para un día completo de trabajo en el que deben sortear alturas, cauces, caminos embarrados, la furia del sol o la caída de la lluvia.
2: A veces hay que subir, a veces hay que bajar. Lo claro es que en cada estación de monitoreo, deben cargar y descargar el equipo necesario para proteger sus vidas y alcanzar las cajas de datos de los sensores para revisarlas y repararlas cuando sea necesario.
3: Esteban: es uno de los operarios de mantenimiento más experimentados de SIATA. Todo el tiempo está pendiente de su compañero; le explica cuál es la mejor forma de usar el equipo para que esté protegido.
4: Daniel. No lleva mucho tiempo trabajando en SIATA; sin embargo se adaptó rápido a sus tareas. Nunca había trabajado en alturas, o haciendo descensos; pero aprendió a usar el equipo de alturas, a hacer bien los nudos y a cuidar de sus compañeros.
5: Antes de la revisión de una estación de nivel ubicada en el puente Fundadores de Copacabana, Daniel y Esteban preparan el equipo para el descenso. Están armando un nudo y fijando las cuerdas para poder bajar sin correr riesgos.
6: Esteban y Daniel terminan de ensamblar el equipo, amarrarlo a una estructura firme y todo está listo para que Daniel baje a revisar el sensor.
7: Con el río Aburrá de fondo, Daniel desciende para revisar el sensor que indica cómo se comporta el nivel del agua en este punto específico del río. A esta altura, el agua baja oscura, rugiendo y llevándose por delante ramas y sedimentos que vienen desde el otro extremo del Valle, en Caldas.
8: A veces hay que descender, pero otras veces hay que subir. La revisión de la caja de datos es fundamental para verificar que la comunicación entre el sensor y los servidores de SIATA funcionen correctamente, para así poder tener datos minuto a minuto para procesarlos y subirlos al sistema de monitoreo.
9: La ruta sigue hacia otro lugar; esta vez, hacia el Parque de las Aguas ubicado entre Girardota y Barbosa. Allí, hay que preparar nuevamente el equipo para ascender. En cada estación los sensores pueden ser diferentes, pero el equipo de mantenimiento está preparado para calibrarlos, o repararlos en caso de ser necesario.
10: Al final de la ruta, la meta es haber cubierto el número total de estaciones que se planeó atender durante el día. Al final de cada mes, el equipo de mantenimiento debe haber recorrido más de 200 estaciones distribuidas entre los 10 municipios integrados del Área Metropolitana y otros municipios de Antioquia para verificar que éstas funcionan correctamente y así contribuir a que los datos de los sensores lleguen a SIATA y que a su vez, allí, se genere la información para que los organismos gestores de riesgos y la ciudadanía estén atentos a lo que sucede en nuestro territorio en términos meteorológicos y medioambientales, todo con el fin de poder actuar a tiempo para salvar vidas.